El Centro de Información del Patrimonio de la CDMX, clasifica al patrimonio natural de la siguiente manera: “paisaje cultural, son lugares que combinan el trabajo de la naturaleza y el ser humano, y que son ilustrativos de la evolución de la sociedad humana y del uso del espacio a lo largo del tiempo; formaciones geológicas y zonas delimitadas, son testimonios esenciales de la evolución de nuestro planeta y elementos determinantes para el desarrollo sostenible.” Los elementos naturales y paisajísticos de la ciudad de México han sido fuertes referentes en su historia y en el imaginario colectivo: el de una ciudad lacustre rodeada de una cadena de sierras volcánicas, cerros y montañas que la circundan.

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La urbanización ha sido implacable sobre todo tipo de elementos naturales, ríos, lagos, bosques, barrancas, sierras, las cuales han sido alteradas desde la época prehispánica con el control de los lagos con el fin de separar las aguas salobres de las dulces y de prevenir inundaciones; pero los verdaderos impactos negativos empezaron en el siglo XIX con la expulsión del drenaje de la ciudad por el tajo de Nochistongo hacia el Golfo de México; con la desecación de lagos; con el entubamiento de la gran mayoría de los ríos y canales; con la invasión permitida de barrancas y laderas de sierras y cerros; con el relleno de canales y chinampas para nuevas colonias desde la Alcaldía Cuauhtémoc, Iztacalco, Coyoacán, Tlalpan, hasta Xochimilco; con la extracción de material para la construcción en la tala de bosques o en la explotación de tezontle en cerros como el Tezonco.

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Muy poco se ha hecho para revertir las acciones urbanas en el paisaje. A pesar de que los temas ambientales y urbanos son simbióticos, no hemos priorizado la naturaleza como principal generador de vida: hemos contaminado el agua que por siglos abasteció a la ciudad, no aprovechamos la captación pluvial, hemos deforestado montañas y cerros por concreto y viviendas, incluso la denuncia ciudadana más constante recibida en la PAOT es por la tala de árboles en predios que van a desarrollarse en todas las alcaldías.

 

A las numerosas huellas en el paisaje que la urbanización ha alterado, se suman otras afectaciones que no se ven, pero que deterioran de manera importante la calidad de vida y la salud de los habitantes: la contaminación del aire -que impide observar el paisaje milenario de los Volcanes o de la Sierras del Ajusco y de las Cruces- y el daño sonoro que provoca la intensidad de transporte que continúa sin resolverse.

 

Debido al constante deterioro de todo el entorno natural descrito, es necesario crear normatividad que regule las acciones hacia el paisaje y dar a conocer cómo disminuir el daño ocasionado por los seres humanos; en los diversos foros organizados por la PAOT se presentan las siguientes consideraciones referentes al cuidado del paisaje urbano de la ciudad, así como los beneficios que aportan a la calidad de vida.

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-El paisaje patrimonial de México

Arq. Juan Felipe Ordoñez

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-Impacto de la construcción en el arbolado

Dra. Alicia Chacalo Hilu

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